Es más sencillo pensar que es imposible, porque de esa manera podemos desestimar lo que ansiamos y nos mantenemos dentro de nuestra zona de comodidad, viviendo en la incomodidad conocida. Quizás ya lo intentaste alguna vez y no funcionó. Las evidencias hablan por sí mismas, verdad? De ninguna manera te atreves a pasar por esa frustración de nuevo.
Es natural que llevemos nuestros pensamientos hacia lo negativo, hacia todo lo que podría salir mal, a justificar por qué no debemos hacerlo y a protegernos de sufrir. Está en nuestra naturaleza humana. Pero no tiene por qué controlar lo que terminamos haciendo al fin.
Porque… y si quizás funciona? Es una posibilidad, tanto como que no funcione. Y no le prestamos mucha atención, ó no le damos cabida en nuestra mente. Pero la realidad es que existe la posibilidad de que funcione. Y para eso, debemos hacer cambios, quizás dejar malos hábitos e incorporar nuevos, adquirir conocimientos que no tenemos aún, pensar diferente, entre otras cosas.
Todo esto nos genera esfuerzo, esfuerzo mental. Quizás más que correr en la pista de atletismo. Pero así como ese entrenamiento físico, el aprender a pensar y hacer diferente, con el tiempo, trae su recompensa.
Piensa qué cosa de tu vida podría cambiar si te atrevieras y funcionara? Qué es lo que permitiría? Dónde prefieres estar? En el lugar de la posibilidad o quedarte incómodo donde ya estás?